lunes, 7 de octubre de 2013

Amor de verano... tristeza de otoño

Como si se tratase de una película, tras el desamor, cambiamos de vida con la llegada del verano; nuevos aires, nuevas propuestas, nuevas metas en la cabeza. Mi vida no ha sido distinta, este verano iba a ser un verano de reflexión, aprovechando la poca juerga y la soledad de un verano donde tdo el mundo abandona el nido menos tú, para poder plantearse la vida de otra forma.

Así fue, sí, y comencé pronto. Mi meta ese verano fue empezar yendo al gimnasio, apoyando así el tratamiento que ya empecé hace el mes que viene un año en el ejercicio. Como no, la compañía fue la mejor para tomar la decisión y de veras que estaba muy animado.

Hoy continuo yendo al mismo sitio, no con tanta frecuencia debido a mis horarios escabrosos. Pero ese sitio me guarda un drama. Aquella persona de la que hablaba por los meses de febrero desapareció de mi vida, ni siquiera la he vuelto a ver, y creo que jamás la veré. Me hizo sentir muy profundo, de las más veces que me ha pasado y yo pensaba que sería la definitiva, pero se esfumó como siempre hacen todas las personas. WELCOME BACK soledad, nos volvemos a encontrar. Aunque no tardé mucho en llenar ese vacío, y eso no sé si es bueno o malo. Así es como apareció en mi vida "el chico de los pantalones azules", que por cierto, hoy los llevaba negros. La verdad es que ese chico llevaba ya tiempo coincidiendo conmigo cuando yo iba con mi mejor amiga al gimnasio, pero nunca me fijé en él. Hasta que un día de (creo que fue) junio o principios de julio, pasó lo de siempre; nuestras miradas se conectaron (posiblemente miraba lo feo que era yo y las pintas que llevaba, pero es igual).

Y así comezaron tres meses de verano de tira y afloja de miraditas y nada más. Pero esas miradas aunque no daban más de si(en parte por mi cobardía, consecuencia de los complejos que tuve en el pasado), eran la llave que abrían mi cabeza a la imaginación y a los quebraderos. No creo que haya habido día del verano (y todavía lo sigue habiendo) que no haya pensado en el chico de pantalones azules. Ains, cómo me enamoraba cuando coincidíamos en las elípticas, que en parte yo lo buscaba y me ponía a su lado como un acosador, pero es que se estaba tan bien (todavía hoy sigo haciendolo, no te creas). Momento de felicidad que se rompe cuando viene su amigo con cara de niño (ahora carita triste-> :( ). Y a todo esto, ¿de donde viene el drama? Pues de que ya no sé ni lo que debo ni quiero. He visto por su parte muchas miradas, pero sinceramente no sé si son por sentimiento o porque se siente acosado o se avergüenza de que me ponga a su lado (todo puede ser). Pero sin duda lo más doloroso ha sido los chascos que me ha dado la vida intentando lanzarme. Tres han sido las veces que lo he intentado y las tres han fracasado.

La primera vez, no vino y es que realmente no fue un plantón, porque él no sabía al respecto. La segunda, simplemente estaba esperando la intimidad de poder pillarle a la salida, pero se adleantó cuando lo perdí de vista y por mucha prisa que me dí ya no estaba. Y la tercera, sencillamente se resume en pocas palabras; estuve esperando hora y media por donde pasaba él de vuelta a casa. Tres jodidas veces en las que o bien el destino o bien la mala suerte se cruzaban en mi camino para joderme. Y claro está, me desilusioné.

 Ahora ya no sé en qué estado está lo que siento o no por él, tampoco he podido hablar ni mantener una conversación, ni siquiera sé su nombre (el de su amigo sí, lo he descubierto hoy... todo muy "y a mí qué me importa"). Por esa razón, no sé si puedo decir que siento, aunque claro está por algo se empieza. Eso sí, cada vez que le miro alfo en mi se revuelve, o se revolvía, porque después d emi mala suerte ya no ha sido lo mismo.

Me planteé incluso dejar de ir al gimnasio para no coincidir con él y no hacerme daño, pero acabé razonando y aunque duela, la droga sienta muy bien. Así que por un lado siento (o como quieras llamarlo) y por otro intento olvidar. Quizá el día de mañana empecemos a hablar y eso y empecemos a vivir una aventura de amor... Dejemoslo para los cuentos, de momento sólo vivo en el presente y ese juego de gato y ratón ya es aburrido; ¿damos el siguiente paso? Yo no me veo con ganas de dar el primer paso, ya lo intenté tres veces y salió mal. Quizá el destino me niegue su compañía, lo que sí sé es que es el único motiv por el que me tumbo en la cama y me acabo durmiendo con una sonrisa en la cara. Si algún día, ese chico de pantalones azules, bueno, hoy negros, lee esto (no lo creo) que sepa que tuvo todas las oportunidades del mundo y que de haber sido correspondidas, me arrepiento de haberme dejado vencer por el mundo. Aquí sigo esperando, hasta que alguien me robe el corazón de nuevo... 

miércoles, 28 de agosto de 2013

La vida dentro del Caleidoscopio...

Llamadme Drama Queen, o King en su defecto, pero me da igual. Vuelta de tuerca, se vuelve a repetir lo mismo de otras veces y aunque me duele como cuchillo al pecho ya me conozco todo, incluso me aburre.

Otra mosca matada de un colazo. Fuera dobles sentidos guarros, esto es de verdad. Tengo el corazón partido en dos, como se suele decir, y no sé qué partes corresponde a cada lado, pero una me pide volver a enamorarme/engancharme/encapricharme... (Llámalo x) y la otra me lo prohíbe. El cerebro no quiere hablar con el corazón, están enfadados desde la última vez. Pero es luego ir al juego de miradas y caer. 

Todo comienza con eso, con un cruce de miradas, tú no sientes nada, ni siquiera te has fijado en la otra persona, pero un cruce de miradas y comienza todo. Simplemente quizá fue una mirada de asco, de vergüenza o vete tú a saber por qué demontres te miraba, pero la cosa es así: te mira, le miras y te quedas con el bicho tras la oreja de por qué te ha mirado, te fijas y vuelve a mirarte (puede ser simple casualidad) pero en tu cabeza queda el hecho grabado. Con el paso de los días reflexionas y en tu cabeza se repite la misma imagen hasta que finalmente eres tú quien buscas las miradas, a veces las consigues a veces no (a saber también por qué te mira otra vez) y de ahí a sentir atracción (no física primero), dos migajas de pan. Incluso empiezas a encontrarlo atractivo dentro de su mediocridad (no se tome esta palabra en su sentido malo, lo mediocre es lo normalillo, nada del otro mundo) y si me apuras hasta imaginas el día a día con esa persona, todo en poco tiempo, en pocos meses o días, puede que semanas. 

Y claro, siempre hay días que se presentan oportunidades de lanzarte pero las echas a perder y finalmente descubres que no te apetece seguir (como a mí no me apetece terminar de escribir esto, se me ha ido el hilo y escribo cosas que se me vienen a la cabeza). Y te deprimes porque ves que todo aquello que ha pasado ha sido obra de tu puñetera cabeza que lo ha imaginado y creado, pura fantasía y ficción. Y todo a veces sin saber su nombre ni nada. Y caes en bajón, como tantas otras veces. Y te castigas pensando en lo solo que estás y que nunca encontrarás a nadie, naciste para estar solo, siempre lo has sabido. Y vuelves a la cabeza que se tortura y te autoflagelas la mente. Quizá nunca sea fantasía y realmente el otro quiso algo, pero tu cabeza lo cortó y tú también por hacerle caso a la gilipollas. En mi opinión, creo que la cabeza juega así con nosotros porque está enfadada con el corazón por algo que le hizo y quiere vengarse. Sea lo que sea, la vida se ve igual de mierda desde el caleidoscopio. 

Pero no se puede hacer nada por cambiar, puede que un día vengan príncipe o princesa a salvarte, o quizá vinieron y esos pensamientos no fueron creados sino verdaderos. Ay, mira, yo qué sé, de nuevo la incertidumbre arde en la lumbre (Eso es de Gaite, ¿lo has notado?) y nos jode mucho. Aquí cada uno con su drama que yo acabo esto. Encima llevaba dos párrafos diciendo tonterías. 

martes, 27 de agosto de 2013

Nacimos para morir. Es un hecho.

Nacimos para morir. No es sólo el título de una canción de la Frankestein del Indie, como la llaman, ni tampoco un eslogan comercial con el que identificar a miles, qué digo miles, millones de jóvenes románticos al estilo John Keats que buscan rozar la muerte para sentirse vivos, no. Decir "Nacimos para morir" es decir una gran verdad; pensarlo, una dulce locura enjugada en veneno, en el morbo de sentir qué es la muerte e intentar saborear qué ánimo tendremos cuando llegue ese momento. Susurrar "nacimos para morir" es repetir en voz baja lo que nuestra mente lleva dándo vueltas horas, e incluso días, pero que vocalizamos con poco aliento para a ver si así cobra efecto distinto, como cuando al rezar lo hacemos con susurros por si acaso Dios no nos oye y no puede hacernos realidad las peglarias.

Pero otra cosa distinta es analizarlo. "Nacimos para morir" eso es un hecho, un hecho indescriptible, pésimo y a la vez atractivo. Todo en esta vida, absolutamente todo tiene fecha de caducidad. Aprendí de una serie, que si la vida tiene algún valor, ese se lo da la muerte. Si nada en este mundo no tuviera fecha de caducidad no se aprovecharía. ¿Dónde quedarían las típicas notas de "Antes de morir quiero ir a Venecia"? Si no hubiese muerte nadie iría a Venecia, ni nadie le construiría a su hijo la típica casa de madera en el jardín; siempre diría: "mañana lo hago" y nunca lo haría, el mañana se transforma en la sucesión infinita del nunca; en una hilera de pensamientos muy precipitados pero sin carga de decisión.

La muerte nos hace valer lo que valemos, en parte, y hace valer nuestra vida también. Sin muerte la vida sería una eterna sucesión de cosas y quizá nunca se sucedieran porque no habría tope límite para proponerse nada; no existiría la promesa y todavía con menos razón se pondría en práctica aquella operación bikini que desde hace cinco años llevamos anunciando el día Nochevieja.

El nacer no sería el nacer sin el morir y las grandes cosas de la vida tampoco serían grandes; no habría grados entre lo que es bueno o lo que gusta y lo perfecto (que quizá no exista en la Tierra). Así que escoge tus últimas palabras, esta es la última oportunidad porque NACIMOS PARA MORIR. 

domingo, 12 de mayo de 2013

El día que me dijiste que no habría nadie nunca.

Siempre he recordad aquellos días en los que por primera vez encontré eso que llaman amor cerca. La verdad es que nunca me gustaste, pero eso no quita el hecho de que cada vez que estaba a tu lado sentía  algo especial y notaba que entre nosotros había ese feeling del que tanto escuchamos hablar. Así es, me sentía a gusto, tanto que al volver a pasar por aquel sitio donde por primera vez te conocí y tonteamos, me llevo a una especie de ataraxia extraña. Yo estaba con un amigo en la calle de Preciados y fue recordar todo cuando exploté en sentimientos. Nunca me atreví a decirte nada por miedo, no quería enamorarme ni encapricharme, más después de haber sufrido tanto el verano pasado. Así que me callé como quien dice "una puta".

Quizá ahora me arrepienta, no sé, pero de todas formas sabía que lo nuestro jamás podría dar sus frutos. aquella tarde en la Gran Vía, cuando dijiste frente a aquella tienda de Movistar que tú nunca te imaginarías acabando con un hombre. Dios, cuánto daño me hacen ahora esas palabras. Fue bonito lo que empecé a sentir, éramos idénticos, aunque la diferencia de edad supuso un bache. De todas formas ya nada importa, según he visto, has roto por completo tu promesa, aquella que hiciste en la Gran Vía cuando dijiste que nunca te verías saliendo con un hombre. Pero que sepas que por mucho que te puedan dar por ahí, yo aquella tarde especial cuando estuvimos los dos solos, que si Starbucks, que si Plaza de España y demás hitos madrileños, me sentí especial, vibré absolutamente y al llegar a casa me invadió una sonrisa tremenda que me hizo preguntarme por lo que sentía, quizá si en vez de ocultar las preguntas las hubiese respondido ese hombre con el que parece que estás sería yo.

Por lo pronto espero que si vuelvo por Preciados y veo esa palomitería no me acuerde de ti y de la posible gran oportunidad que dejé pasar. Aun así, tendré que cerrar las puertas de algo que nunca hubo pero que pudo ser. Hasta siempre.

sábado, 13 de abril de 2013

Intento ser valiente

Intento ser fuerte con lo que tengo encima. La verdad, no soy un Adonis de la vida y arrastro en mi vida el que tengo una gran preocupación, casi miedo, por la soledad. No quiero sentirme solo, quiero sentir una caricia, un abrazo, un beso, un gesto de amor. Llámame ñoño, pero así me siento. Soy muy sentimental y sensible. También muy tierno.

Y es por eso cuando en medio de la fantasía que se crea en mi cabeza, sonriendo al espejo mientras ensayo miradas de ternura que algún día daré a alguien, me doy cuenta de lo que soy, de como estoy y veo que de esta forma no llegaré a nada. Admítelo, no soy un príncipe de los que la gente habla, tan sólo ese amigo que todo el mundo tiene para cuando la verdadera persona a la que aman les hace daño. Soy así, todo el mundo me quiere pero para llorarme en el hombro, nunca para besarme.

No los juzgo, seguramente a mí me pasaría lo mismo, pero es que esto ya es un Vesubio inaguantable. De verdad, parece que en este mundo el que más ansía y más desea, ese que más sueña, es al que la vida castiga más y más. No hay derecho para el soñador de estrellas en esta vida, tampoco en la otra. Sólo nos queda ser hombro de lágrimas, psicólogos de los que nos quieren, pero ya está, nada más, nos quieren y ya. Somos la música que se ponen cuando están tristes en la cama, que cuando quieren nos sacan y cuando no, nos guardan. Nos quieren, sí, y los queremos. Ellos no tienen la culpa, nosotros tampoco por ser soñadores, pero es algo muy duro y fuerte. En casa del herrero... Es una muerte lenta, de verdad. Pero al menos intento ser fuerte, intentamos ser soñadores, imaginando en nuestra cabeza mundos de paraísos y princesas, de abrazos y besos tiernos, de ojos enamorados. Y mientras nuestra mente se vuelve poderosa y convierte el sueño en realidad, intento ser valiente.

jueves, 11 de abril de 2013

Miradas que enamoran

¿Quieres que te cuente un secreto? Hoy ha sido precioso. No sé si ha sido el tenerlo a mi lado o el hecho de sentirlo tan cerca, pero ha sido maravilloso. Al principio me he alegrado por verlo, ya que mi mente me hacía temer que no le vería esta semana y que quizá ya nunca, pero ha venido. Quizá tantos rezos hayan dado resultado. Quizá no. ¿Quién sabe?

El caso es que a medida que avanzaba el tiempo he visto cómo giraba su cabeza en mi dirección, bueno, mejor dicho (ya que a veces mi imaginación me falla y se monta mundos maravillosos de la nada), hacia donde me encontraba. Yo seguía admirando el hecho de que hubiese venido sin darle importancia a más, pero llegado el momento notaba la necesidad de mirarle, apreciar que aunque no fuese la persona más bella del mundo, sí es la que ahora mismo me llama la atención, y mucho. ¿Te cuento otro secreto? He sentido mariposillas en el estómago, esos cosquilleos adolescentes acompañados de una risa gilipollesca y de nerviosismo continuo. No podía parar de temblar, mis piernas se agitaban y a cada rato me rascaba las muñecas. ¡No sé que va a ser de mí si sigo así!

Pero la cosa no queda ahí, he podido girar la cabeza para mirarle y yo sí que lo he hecho con intenciones, no ha sido fruto de mi maldita cabeza. Ha habido un momento en el que parecía que compartíamos miradas, uno torcía tímidamente la cabeza, el otro intentaba apresar la mirada con sagacidad pero con disimulo. No sé si ha sido también fruto de mis neuronas, por eso digo que "parecía" pero me ha encantado. He vuelto a sentir dentro de este corazón dormido, de este músculo, que parecía que se quedaba de adorno ya tras todo lo que pasó en verano. Pero no, hoy he notado que volvía a latir, y muy fuerte. Quizá sea el síntoma de una recuperación.

O no, porque después de todo, tanto "amor" pueda ser fruto de mi ganas por mendigar un triste abrazo cariñoso y esta burbuja de felicidad teenager explote en mi cara. Aun así, si hay algo que puedo decir es que le estoy muy agradecido al mundo, y en especial a esa persona, por este día tan especial que he vivido. Podrá parecer una miseria, pero tras cuatro días sin poder parar de pensar en esa persona y esta noche sin poder dormir imaginando un futuro que seguramente caerá cuando descubra la verdad de todo este asunto, que haya venido y haya habido aunque sea un simple cruce de miradas, para mí es el comienzo de lo que puede ser mi renacimiento; VOLVER A SENTIR. VOLVER A SENTIR DESPUÉS DE TANTO SUFRIR. Y a ti, sólo darte las gracias: GRACIAS POR VENIR Y HACER,E UN POCO MÁS FELIZ.

lunes, 8 de abril de 2013

Cada vez más fuerte

Vuelvo a pensar en él a cada momento, ya no sé ni por qué lo hago, pero es así. Cuando me pongo alguna canción, intento intercalar su recuerdo entre las notas, entre las palabras en inglés que me llevan a otro lugar, mi mente. Los compases abren la puerta cerrada de mi imaginación y vuelvo de nuevo a recordar su rostro, sus hermosos lunares en esa mejilla y sus ojos, que aunque no sean los mejores, quiero beber en ellos ña vida. ¿Por qué? No sé el motivo, sólo sé que no quiero sufrir, pero tampoco quiero perder su cara de mi vida. Temo que llegue mayo y ya quizá para siempre no vuelva a verle, lo que nunca fue, se perdió en un mes de mayo.

Ni una triste sonrisa, ni una triste oportunidad, qué va. Sólo miradas que nunca llevaron a ningún lado, y que jamás llevarán otro diferente a eso, a la nada. A veces, cuando intento reflexionar en mi más íntima y escrupulosa espiritualidad maldigo al que mueva las cuerdas de la vida por negarme tan solo una oportunidad. Maldito seas, TÚ.

Como maldito parece que me encuentro. Y no es que quiera hacerme ahora el mártir, pero la verdad, no doy ni una. Esto es desquiciante, así cómo va a tener no ánimos para seguir mejorando en la vida. A la mierda todo, yo no quiero éxito, quiero acurrucarme bajo los brazos de alguien que me quiera, perderme en sus manos cuando en las oscuridad nos besemos y pensemos que el tiempo, el frío y la vida se ha parado a nuestros pies, míralos ahí postrados a todos. Ah, ¡Qué bonito sería todo así! Pero nada oye, que esta tampoco es mi oportunidad. Y digo yo, ¿qué le costará al que nos maneje que me de este regalo? Nada, a fin de cuentas me lo merezco, este verano he sufrido demasiado por asuntos del corazón, de hecho creo que me han hundido hasta el más infernal abismo. Me ha destrozado si no la vida, porque eso sería exagerar, sí la remontada que estaba teniendo desde años atrás. Maldito verano de 2012, lo sigo diciendo.

Así que por favor, que estoy mendigando amor, esto ya es muy fuerte, pero es que tampoco pido nada, no me estoy fijando en supermodelos 2013, a cada nuev@ más normal y corriente, pero quizá podría llegar a sentir más que con el/la anterior. Ya no sé, aunque sí digo que no me entregaré, no hasta que no vea motivos, porque me aburro ya de seguir jugando a este absurdo juego. "This is the Amneshy, you play, you risk. That's truth"

Yo cuidaré de ti...

"Cause if you let me, here's what I'll do
I'll take care of you.
I've loved and i've lost."

domingo, 7 de abril de 2013

Just Give me a Reason

Solo dame una razón, una pequeña bastará... Está en las estrellas, ha sido escrito en las cicatrices de nuestros corazones... podemos aprender a amar de nuevo.

Parece mentira que siga escribiendo si ni siquiera mi seguidores aumentan en número, pero me da igual, quien me lea, que sepa que lo/la tengo en mi corazón. Y tampoco puedo creer que siga escribiendo cosas como esta, pero aun así, me dejo llevar, intentando recuperar ese amor por las letras y lo redacto sobre un teclado, para si algún día alguien lo lee, que sepa que estaba sintiendo algo fuerte en ese momento. Podría construir un diario, poniendo día a día cómo va mi corazón de ánimos y buscando en cada fecha la inspiración para añadir una nueva entrada de texto: Quizá comience con un "querido diario" y continúe al día siguiente con un "se acabo, he dejado de soñar". ¡Qué pésimo soy imaginando entradillas! Pero bueno, lo mío no es malgastar papel.

Vuelvo a pensar en esa persona, que cada vez que vuelve a mi mente me hace mucho daño, pero no él, sino su recuerdo. Y fíjate si estaré loco que a las cuatro y dieciocho minutos que son exactamente ahora, estoy escribiendo esto. ¿Quieres saber más? Estoy escuchando P!nk, justo la canción que da título a mi entrada. He querido sentirme identificado, pero no puedo, porque para hacerlo con esta canción alguna vez en tu vida alguien ha debido sentir algo fuerte por ti, cosa que dudo y me arriesgo a negarla. Soy un alma solitaria que vaga por la oscuridad. He tenido que tacharlo, me sonaba demasiado pomposo y además, muy pero que muy aburrido. realmente sigo escribiendo por inercia, por hilar palabras con palabras, a ver a qué me lleva esto. Sí, como si esto fuese un discurso o un diálogo, pues lo mismo. ¡Ni que fuese yo Delibes! ¡Qué va! Pero bueno.

Acaban de sonar las palabras "empty sheets", irónico cuando yo quiero llenar esta entrada con letras y palabras, aunque venga, voy a hablar de algo importante, de mí.

La verdad es que siento que esto no va a ninguna parte, no hablamos, ni nos conocemos, somos como dos personas que se ven a menudo porque comparten clase, a veces hasta fila, pero, ¿qué somos? nada y me da a mí que jamás llegaremos a ser nada. En fin, que debo matar poco a poco la ilusión, pero cuando llega cada martes, y lo veo por primera vez en la semana, quiero morirme y si es en sus brazos mejor.

Dios, qué crepusculoso ha sonado eso. Que quede claro que no soy así de cursi, o no quiero serlo. "And we can learn to love again" canta ella ahora, sí, sí, muy fácil decirlo. Muy fácil decirlo cuando te empiezas a fijar en alguien y en el mismo momento que lo haces ya dices: "es imposible". ¿Acaso se puede aprender a amar de nuevo? No creo, me da a mí que sólo se ama una vez y no sé si esa oportunidad ya se me ha gastado. La verdad es que de las pocas veces que me he enamorado, he sentido muy fuerte, y el hocico me dice que no volverá a ser así, al menos en un futuro cercano.

Ya han pasado diez minutos desde que he mirado el reloj, la música sigue sonando en modo repetición y ya sinceramente no sé qué más decir. Podría dirigirme a esa persona desde aquí, pero ni lo leerá, porque para él no existo (y vuelvo a repetir que no tiene la culpa) o sí, porque quizá si sepa que existo, sepa mi nombre, y quiera saber hasta mi número de teléfono. ahí sí tendría la culpa, porque por qué (perdón por la redundancia, son las cuatro y media de la madrugada) no se dirige a mí, al fin y al cabo él tiene más oportunidades conmigo que yo con él. Mira no sé, que luego me mira y ya pienso que nos casaremos en algún lugar lejano. ¡BASTA! no quiero pensar más, ni escribir, ni soñar más con esa historia. Lo he vuelto a hacer, lo he tachado porque en realidad me estaría mintiendo, quiero vivir al límite la experiencia, pero existen muchas cosas que no me lo permiten; ¿quieres saber qué? Pues en primer lugar, porque es un hombre, y a saber si él es tan libera como yo. Aunque qué coño, yo con las mujeres tampoco he tenido suerte, he sido siempre un incomprendido. así que me lío la manta a la cabeza y a las cuatro y treinta y cuatro minutos, volviendo a sonar eso de "empty sheets" doy por finalizado esto. Comienza el estribillo: JUST GIVE ME A REASON.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Carta al desconocido que este loco quiere querer.

Querido desconocido,

Sí, desconocido. Pero no desconocido porque te dedique esta carta como si fueses un destinatario anónimo, no, sé bien quién eres y te conozco, quizá no mucho, pero créeme que no eres tan desconocido como pudieses llegar a pensar. No sé ni para qué escribo esto, quizá sea el consuelo del loco que escribe para desahogarse, quizá.... Mira, me aburren ya los "quizá". Es hora de escribir lo que me dé la gana y pisotear las posibilidades que nunca llegarán.

Te escribo para que sepas una cosa, que no puedo dejar de pensar en ti. Y sé que podrás decir que estoy loco y toda esa sarta de cosas que tantas veces me han dicho, pero es así. Llevamos, ¿cuánto?, desde que empezaron las clases después de navidades. No sé, pero lo que sí es que todo este tiempo siempre has tenido un huequecito en mi cabecita loca. Recuerdo el primer día que me di cuenta de que existías, lo siento si suena tan cruel, pero es así. Yo estaba un poquito mosca porque notaba que no parabas de mirarme, y yo, que soy un necio que ya con una mirada se enamora enloquecidamente, pues empecé a sentirme incómodo, demasiado.

Pasaban los días y fíjate tú que te me estabas volviendo imprescindible. Sólo te veía tres horas a la semana, aunque ahora ya sólo una y si te dignas a aparecer, pero son las tres mejores horas de la semana. Al menos al principio, porque como cada vez que mis ojitos empiezan a endulzarse en lagrimillas de emoción y mis mejillas se enternecen.... Vale, ya paro que esto suena muy teenager y me da un poco de asquete. Pues sí, muy al estilo Katy Perry, tú me hacías sentir como si estuviese viviendo un sueño adolescente, y es que ya eras mi obsesión, oye, porque buscaba tu cara entre la de los desconocidos y cada dos por tres había alguien en mi día a día, bien por la tele, bien en persona, que se parecía mucho a ti. Podría diferenciar esa barbita incipiente que tanto me gusta, y ese lunar en la mejilla derecha que, ains, en fin. Todo era muy Harold Song, pero sin que ninguno de los dos nos hubiésemos hablado en la vida, como mucho, cruzar una mirada.

Porque ni siquiera sé tu nombre, y mira que se ha dicho delante de mí, pero por aquel entonces todavía no eras más que otra persona distinta. Y es en estos días de "retiro pascual" o llámalo como quieras, que a cada instante te echo de menos. Anoche fue lo peor, no podía sacarte de mi cabeza y eso me dolía mucho, me hacía mucho daño. Y así me di cuenta de que por muy zorra que sea, sigo teniendo un coranzoncito. ¡Putos sentimientos! Cómo duelen y nos debilitan.

Y sí, estos sentimientos, si es que son sentimientos, van dirigidos hacia a ti. A una persona que seguramente ni siquiera sepa que existo, que cuando yo creía que me miraba en realidad se comía con la mirada a otra persona, a una persona que amo, que es amor y ternura absoluta. Pero es que no veas lo que me mató el día de San Valentín cuando con mis compañeros estaba yo despotricando, potando arcoiris con purpurina y unicornios de colores y tú con los tuyos diciendo: "Yo es que estoy esperando al amor de mi vida" y en un tono muy de sépanlo ustedes. ¿Por qué lo dijiste? ¿Por qué ahí y con tan solo nuestros dos grupitos solos? ¿Acaso querías dejar claro a alguien que estabas totalmente libre?

A mí eso me mató, pichón, me entraron ganas de tirarme a tu cuello y todo, muy lovable todo, pero cuando descubrí que tus miradas no iban del todo claras como yo pensaba, ya dudo de todo cuando en mi maravilloso mundo me he montado. Como diría mi mejor amiga, me he montado un CHOCHO yo solo. Y desde luego que si. Menudo coño me he construido.
Ya está, no quiero aburrirte más. Además ni siquiera sé si leerás esto así que... En fin, que quiero que sepas que has sido, y eres, y espero que seas alguien especial y que aunque no sepa cómo te llamas, sí sé lo que siento, bueno realmente no. Me quedo hasta el momento con una cosa, el martes pasado, cuando yo te miré, tú giraste tu cabeza y nuestros ojos se cruzaron, seguro que fue una casualidad, pero en genial mundo de mi choco imaginario, me hizo volver a vivir ese sueño adolescente, ya nada más me importa, quiero que me mires. Y si lees esto, por favor, no faltes el próximo martes.

Te quiere querer,

Un loco de la vida.

P.D.: que sepas que he hecho cosas inconfesables pensando en ti, cosas con nombre de pecado.

martes, 19 de febrero de 2013

Un brindis por las cabecitas locas.

Muchas veces podemos parecer locos, desquiciantes o simplemente gilipollas, pero siempre hay algo dentro que late con fuerza, aunque más bien, no suele ser algo que late, sino algo que ronda, y más arriba del pecho, en nuestra cabeza, en esa cabecita loca. Y desatiendo a una "interesante" clase de economía política (nótese que me encanta la ironía) para volver a escribir algo, que sinceramente nadie leerá, me da igual, no escribo para atraer a ningún público.

Los que me conozcáis de algún lado (twitter, Youtube...) pensaréis que soy un mísero cómico, un friki o como se dice un "flipado" que intenta reírse de todo. Si tenéis una visión más tierna pensaréis que soy esa cabecita loca que no para de hacer el tonto de forma continua, pero que a veces puede llegar a saturar. Sí, muchos me lo han dicho, puedo llegar a ser muy pedante y tedioso y cada día pido perdón al mundo por ello, no es mi intención aburrir ni atosigar, mucho menos saturar a nadie.

Pero detrás de esa imagen de frívolo, desenfadado, que busca la diversión y el carpe diem de la vida hay un resignado debajo. Soy consciente, así que nadie me podrá juzgar ni decir que soy un renegado de la vida que busca escapar de sus miserias, ya lo acepto yo. Y para eso hace falta tener mucho valor. No soy cobarde en admitir que soy un cobarde y quiero escapar. Tengo más narices que muchos que los que se pavonean de ser ilustres y grandes por no escapar en lo frívolo, que les den a ellos y a sus aburridas y absurdas vidas "felices". Si la felicidad absoluta existiese la vida sería muy aburrida.

Pero eso no es lo que me mueve hoy a escribir, dejo la filosofía para los que la quieran entender y manejar, sólo vengo a contar cómo me siento. Mi cabeza estos días no está bien, no deja de dar vueltas, buscando en la mirada de la gente aquello que necesita, pero una mirada puede significar mucho, demasiadas cosas, todas y nada a la vez. Muchas veces vemos en una mirada un gesto de amor infinito, o de ternura y suelen ser la clave de las mayores traiciones de la vida. La peor, la tuya misma, cuando te traicionas creyendo cosas tan estúpidas, cuando te ilusionas generando futuros de papel en la senda de un aire que no deja de soplar. Adiós al castillo de naipes, el aire los sesga continuamente y tú, como buen constructor, te defraudas al ver que todo lo que has hecho no ha servido para nada. No es que yo sea un Bernini de la vida y sea un genio y ponga todo mi empeño en colosales empresas, pero sí me integro mucho y doy lo máximo de mí y claro, como todo hijo de vecino, cuando cae en saco roto, pues te autocastigas.

Bueno, bueno, ya me estoy liando. Lo que quiero decir es que muchas veces, al menos a mí, no sé si por haber sido un acomplejado toda mi vida por mi físico o porque soy así de gilipollas, cuando cruzas la mirada con alguien puedes llegar a imaginarte que esa persona ya quiere algo contigo. Evidentemente no sólo con una mirada ya monto el drama de la vida, no por un chasquido de pupilas ya me creo un Don Juan en busca de su Doña Inés, váyase a cagar a la vía, como quien dice, si es lo que usted piensa. No es eso, no soy tan imbécil, hace falta más que una mirada y por supuesto, yo me tengo que fijar después en una persona, pero el creer que continuamente esa persona te mira, para ti ya es motivo para comerte la cabeza, y eso hago. Empiezo a agitar mi mente como una turbina hasta que finalmente caigo encaprichado (que no enamorado) de esa persona. Soy más raro que un cónclave de alcachofas, lo sé, porque ni siquiera conozco a la persona, aunque al menos, sí de vista, aunque no sepa ni su nombre.

Llámame desesperado, en verdad lo estoy, soy ese amigo al que todo el mundo quiere a su lado pero al que nadie quiere arrimarse, no creo que sea tan monstruo ni que en mi culo haya una puta etiqueta que ponga "made in Mordor", ¿vale? En realidad soy como un niño, y es que debajo de esta apariencia de personaje que se cree a sí mismo una zorra (que no llega ni a gato, todo hay que aclararlo) hay un corazoncito que siente y late muy fuerte. En fin, habrá que sacárselo algún día, pero hasta el momento habrá que soportarlo.

Pero es en momentos como estos, en los que ya te montas tu propia vida con esa persona, con el personaje innombrable, más que nada porque no sabes cómo carajos se llama, desconocido, es cuando más te das cuenta de lo gilipollas e inepto que eres. Soy gilipollas, lo admito por quinta vez o más, y cuando caigo en ello y me doy cuenta de que todos esos "sentimientos" eran falsos, construidos en la nada, en el frío pedo de una puta neurona borracha de traumas sociales. Ahí es cuando montas, bueno, monto, drama sudamericano. Aun así, que le jodan a todo el mundo. Soy jodidamente libre (en realidad no, es un grito de desesperación) y levantando mi copa, pido un brindis por las cabecitas locas como la mía.

viernes, 25 de enero de 2013

Morir Jóvenes

Comienza besándome en el cuello, acariciando mi barbilla con tu mano derecha mientras tu zurda roza mi espalda, a la altura de la cintura. Suavemente, como en un sueño de pasión, como en una noche mágica, me dejo llevar. Poco a poco. Inconsciente, mi cuerpo empieza a sudar, a humedecerse. Comienza el ardiente calor, un calor que tú me contaminas con el aliento de tu boca al roce de mi yugular. Yo no sé qué hacer, te presiono contra mí, agarro tus fuertes nalgas rasgando con mis uñas la tela vaquera de tu pantalón, intentando exprimirte contra mi cuerpo, queriendo fundirme contigo en un arrebato de pasión. Terminas por un lado y sigues por el otro, yo subo mis manos recorriendo tu dorsal, oprimo tus hombros, y violentamente me hago con el control de tu cara, nos besamos, fuertemente, arrebatados, locos. Sudando como perros en la noche del infierno.

Entre nuestras lenguas se puede percibir el fuerte sabor del alcohol, ron, whiskie, qué sé yo: estamos borrachos, jugando como críos en un anochecer de verano. Fue cuando te empujé contra el suelo cuando pude ver cómo te mordías los labios, cómo tus dientes sobresalían impulsivos intentando levantar la carne de mi boca. Nuestras miradas eran un show, fieras, ardientes, mágicas, temblorosas, ansiosas de sangre fresca, de vida, de vigor.

-"Hazme sentir joven"—te pido. Y comenzamos a frotarnos desesperadamente, buscando el círculo del fuego, el circuito del agua de la vida, la magia de la noche. Ni siquiera somos conscientes del agua, que golpea fuertemente mi espalda, la cual protege tu pecho desnudo, musculoso, mojado por las gotas que resbalan por mi carne, por mi cabeza. Ahora eres tú quien con tus manos tanteas mi cuerpo, y sin poder resistirte olvidas que existe la ropa y metes la mano bajo mi pantalón. Eso sí que me vuelve fiero y te muerdo el labio, ahora me muerdo el mío y te miro. Nos miramos, ardemos en pasión, queremos más, queremos fuego. Y me lanzo a más, ahora beso yo tu cuello, besos cortos que recorren tu cuerpo mientras te retuerces en el éxtasis. Ahora toca tu pecho, puedo saborear la mezcla del perfume, el sudor y el agua de la lluvia, mezclado con el aroma de la hierba. Más abajo, más. Y al fin me encuentro con otro impedimento. Pero no me importa porque puede que esta sea la noche de nuestras vidas. Aprovechémosla como si fuésemos a morir jóvenes.

.........................CONTINUARÁ................

martes, 22 de enero de 2013

Te siento dolerme

Ni te imaginas lo emparanoiado que estoy contigo en estos últimos cinco días, he estado noche tras noche, mañana tras mañana, pensando en ti, en tu nombre, en tu cara, intentando recordar tu voz, imaginando cómo te llamas. Pero nada, sigo igual que hace una semana, sin dar ningún paso, ningún paso, excepto el paso más importante: has dejado de ser mi pensamiento para convertirte en mi obsesión y eso, querido.... ¿Amigo? No sé, pero lo que digo es que eso no es muy bueno en mí, que me conozco. Cuando me sucede eso con una persona, pasamos a otro punto y así sucesivamente hasta que es inevitable sufrir, doler.

Te siento dolerme a veces, y eso que no te conozco de nada, bueno, de nada no, que te he visto en clase durante los últimos seis meses. Y quizá eso es lo peor, el tener que verte todos los días, bueno, ojalá fuesen todos, pero no. Cuando acaba el miércoles, deseo que llegue el lunes para volver a verte, para volver a sentir tu voz cuando te sientas detrás, normalmente. ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué al menos no te puedes sentar a mi lado, o delante, para así poderte ver mejor y desahogarme?

Sé que me estoy metiendo en un berenjenal y que ni siquiera podrías llegar a sentir nada por mí, y ni siquiera, no sé, sentirte atraído por mí, quizá sean otros, más bien dicho, otras, tus gustos, pero no me importa. Sólo quiero que llegue mañana para saber que estás cerca y poder verte de nuevo, mirarte de reojo, mirarte a los ojos. Pero no me basta, quiero más, dime tu nombre, roza mi brazo, dame tu teléfono, no sé, pero haz algo que me haga ver que puedo acercarme a ti, que puedo congeniar más. Pero sobre todo, no me hagas daño, que ya bastante he sufrido. Bueno, ahora te dejo, que de tanto escuchar a Pablo Aborán ya se me están a empezando a revolver los sesos con ñoñeces, no quiero ser ampuloso. Espero que mañana sea nuestro gran día, o al menos, así lo sueño, así lo deseo, así lo pido cada noche al acostarme desde hace una semana.

lunes, 21 de enero de 2013

Die Young

Morir joven, eso es. Lo que todos en nuestra infinita juventud, nuestro exacerbado sentimiento romántico ansiamos con ganas; morir intactos, como nuevos, nada estropeados. Buscamos la manera de ser recordados por una etapa blanca, clara, dulce, brillante, sin achaques, vital, la mejor etapa de la vida; la juventud.

Ese momento de nuestras vidas en el que vivimos entre dos mundos, la madurez tras la infancia y la etapa adulta, cuando toca tomar roles en el camino de las personas, tomar una posición, enfrentarse a las responsabilidades de la vida, pero la juventud... "Juventud, divino tesoro" recogía Espronceda, y así es: divino tesoro, claro arroyo, cuna de luna. La juventud nos permite desfasar, malgastar el tiempo, aprovechar todas las experiencias al máximo, llenos de vitalidad, de fuerza, de fiereza y ganas de luchar. Aunque eso no es así siempre.

Tomamos posiciones rebeldes, fieras, instintivas ante las desgarcias que nos pasan y siempre suele ser porque nos resignamos a vivir, no queremos luchar, y buscamos destacar, exprimir el carpe diem de la vida al máximo.

¿Morimos jóvenes? Sería increíble, pero siempre suele haber algo más allá de la juventud. Aun así, siempre viene bien probar la rebeldía, el tono desenfadado de la vida, probar el jugo de la muerte. Emborrachémonos, bailemos desnudos por las calles, en la noche, sudorosos, lloviendo, al ritmo insaciable de Die Young. ¿Qué nos aporta? Nada, pero al menos no estaremos sentados, deprimidos y quejándonos de las miserias de nuestras vidas. Y matemos nuestro espíritu joven que algún día se marchará.

viernes, 11 de enero de 2013

Para gustos, los colores.

Hoy me apetece hablar un poco de temas íntimos, de temas que no son muy cotidianos, pero que sinceramente forma parte de todos. Hoy me apetece hablar sobre la sexualidad. Sé que no es un tema que venga a cuento, pero como todo lo escribo, no precisamente requiere de una preparación anterior, sale y ya, lo escribo.

Bueno, allá vamos. Yo no entiendo por qué en la vida siempre tienes que formar parte de algo, esa obligación social o natural, qué sé yo, de posicionarse o elegir una determinada conducta, una determinada posición, es que no lo aguanto. La obligación humana de crearse una identidad, de poseer una identidad. Pero ahora que lo pienso es una identidad tipificada, un estereotipo absurdo, tienes que ser de "x" y de "y". O tienes que elegir siempre en gustos, tienes que obligarte, o dejar que te obliguen a pensar según la tendencia "a" o la tendencia "b". Parece que en este mundo no existe el gris, todo es blanco o negro, o al menos, eso es lo que la comunidad social nos enseña, nos obliga a comprender.

Para colmo, las posibilidades de elección entre una cosa u otra te lleva a un dilema enorme en algunas ocasiones, ya que de forma generalizada, las opciones son maniqueas o están enfrentadas entre sí, son contrarias. Llamadme loco, pero a mí no me gusta que me obliguen a elegir, a decantarme, a crearme una identidad como los demás quieran. En política, existe un concepto denominado identidad política, que hace referencia al conjunto de valores, ideales, pensamientos, opiniones y comportamientos que posee un individuo hacia las instituciones política, el poder político y hacia la comunidad. Pues bien, la ideología es uno de los contenidos de la identidad política. En este mundo siempre tienes que elegir entre "derecha" o "izquierda", ¿verdad? Y parece que no puedes tomar lo que te venga en gana de las dos. Si decides tomar una identidad ideológica "a tu manera" y escoger lo bueno de todo y desechar lo malo, te critican, porque actúas de forma convenida y si eliges, debes elegir lo que quieras, sí, pero con todas las de la ley.

¿Acaso existe algún ser indecente, algún detrimento social o moral que me obligue a mí, persona capacitada y libre a elegir? ¿Desde cuando la persona, hablando en términos sociales, metafísicos, si quieres hasta morales, debe amoldarse a una ideología, a una decisión, a una opción? Yo es no lo veo justo, criticadme si queréis. Y máxime cuando ese elemento en cuestión al que "por obligación y tradición social" debemos amoldarnos, es una teoría o un concepto (nada real ni mundano) y que ha sido creado por nosotros. ¿Debemos, entonces, crear una herramienta para la vida y que ésta nos someta a su yugo? ¿Debemos sufrir la esclavitud a todas aquellas cosas que hemos creado? No, ni mucho menos. Soy libre de elegir lo que quiero y ni la tradición, ni los estereotipos, ni siquiera la autoridad puede decirme que no puedo elegir ese camino (siempre dentro de unos límites, claro). Pues aunque no lo creáis, esto tiene que ver mucho con la sexualidad.

De siempre, apoyado por la naturaleza corporal, las personas han visto como predominante la elección de ser heterosexuales. Pero la homosexualidad tampoco es una elección incorrecta, ni mala. Eres libre de elegir. Como dice la Mamá Monster, "a diferent lover is not a sin". Amar no es pecado, y si amas a una persona que rompe con los esquemas de lo natural, lo típico, lo tradicional, lo institucional o lo su madre vaya a saberlo, tienes derecho, y la autobligando de seguir amando a esa persona. Pues ahí no queda todo, yo voy más allá.

Ahora parece que también la homosexualidad es una opción estereotipada, de las que hablábamos. Si debes elegir tu identidad sexual, debes elegir, por obligación social entre la heterosexualidad o la homosexualidad, o eso parece. ¿Y si no quiero ninguna de las dos? ¿Y si quiero las dos? ¿Qué pasa por elegir libremente? Nada, soy libre de elegir y elijo mi propia identidad, soy yo quien elige y quien vive con su elección, quien asume sus consecuencias y por ello, yo, y nadie más que yo, elijo. Y ya está. Y si me queréis llamarme degenerado por elegir un camino donde no rechazo nada, o llamarme desesperado, haced lo que queráis, porque siempre os podré decir "que soy LIBRE" y feliz con mi elección. Buenas tardes.

(P.D. Hoy me he puesto un pelín agresivo, pero a veces ciertos temas me tocan la moral).

martes, 8 de enero de 2013

¿Por qué mirar hacia delante?

¿Por qué mirar al frente? ¿Por qué mantener el cuello erguido en esta vida? ¿Por qué seguir luchando, incluso cuando ni siquiera hay algo que recompensa el esfuerzo? ¿Por qué seguir sufriendo, seguir cargando con el castigo de la frustración, el dolor, el cansancio del pelear? ¿Por qué?

Yo no lo sé, por eso lo pregunto. Muchas cosas en esta vida te hacen plantearte esa pregunta, "¿por qué?". Suena todo muy místico, sí, pero es cierto, hay una serie de momentos en nuestra vida que te llevan a preguntarte sobre las cosas, sobre su origen, sobre su causa, que te llevan a plantearte si de verdad lo que estás haciendo merece la pena, si de verdad te da tanto como promete. Sí, sí, sé que podrás pensar que estoy loco, o que hoy estoy más reflexivo de o normal, pero, en fin, todo lo que escribo tiene su lógica y su motivo. Y esto, aunque ya viene desde mucho tiempo atrás, está haciéndose cada vez más fuerte desde hace unos meses. ¿Crisis de la madurez? Por Dios, no, o al menos eso espero. No quiero que ahora ya que tengo la edad "suficiente" para ser reconocido en esta sociedad como alguien que tiene palabra, me venga una crisis. 

Pero independientemente de todo ello, es cierto, muchas veces me pregunto. como todos, si merece la pena lo que estoy haciendo. ¿Merece la pena seguir luchando por algo que ves imposible, o que ves que no te conviene, o que no es para ti? ¿Merece la pena seguir sufriendo por algo que aunque todo el mundo comente y algunos afortunados tengan, siempre, y siempre es siempre, en tu experiencia lo único que hace es jugarte malas pasadas? Y sí, con esto último me refiero al amor, o a como lo quieras llamar. ¿Realmente merece la pena luchar por un imposible? No, o al menos eso he descubierto yo este verano.

Dios, sé que no paro de hablar de este verano, ni hacer referencias a lo doloroso y triste que ha sido, pero es que en verdad me ha marcado demasiado, me ha hecho mucho daño (alguna alegría también ha habido), me ha derrumbado, tanto que hasta hace casi un mes seguía tirándome en la cama, perdiendo el tiempo por las tardes y destrozando mi vida estudiantil. ¿Quién sabe, quizá ya me esté recuperando? Al menos, lo estoy intentando y algunos frutos he cosechado.

Pero mi verano no es una historia de esas que interese mucho, de esas adornadas con literatura de la buena, de esas historias que por llevar un nombre, engancha, o que por estar firmada por tal persona, ya es famosa, no, mi verano, mi vida, no es plato interesante para nadie, sólo para mí, y en cierta medida, eso está bien. Quizá cuente algo más sobre mi verano, pero hoy no podrá ser, tendrás que esperar a mañana, o quizá a la semana que viene, ¿quién sabe?

(P.D. Ya le estoy cogiendo gusto a eso de escribir en segunda persona, creo que voy a continuar así, sé que suena raro o loco, pero me gusta).

lunes, 7 de enero de 2013

Y siempre terminamos cayendo.

Mira, no es porque quiera ser pesado ni nada de eso, no, ni mucho menos. Lo que sucede es que es algo característico de mí lo que voy a contar y es algo que me marca tanto que ya no lo puedo evitar. Siempre que hablo sobre ello con alguien me da a entender algo así como que estoy desesperado que intento buscar a alguien sin pensar, para compartir mi vida, pero no sé qué decir.

No creo que sea eso, y no estoy intentando justificarme, qué va, solo que no lo veo así. Verás, yo tengo una tendencia, que siempre se repite y no puedo interrumpir, de enchocharme enseguida con alguien, encapricharme, pillarme, o como lo quieras llamar, el caso es que con poco me basta para "fijarme" en esa persona. Por lo general no me fijo en una cara bonita ni un buen cuerpo, porque me cuesta "sacarle la belleza" a algunas personas de las cuales me empiezo a, digámoslo así, "calcar". Sólo me basta con sentirme a gusto con esa persona, con sonreír, con verle el atractivo del momento, de su compañía. Se supone que es un preenamoramiento, pero no suele llegar más allá del capricho, y para entendernos, no es nada sexual, bueno, a veces sí, yo que sé.

Y ese es mi problema, me fijo muy pronto en las personas, como buscando algo más, incluso en personas desconocidas o en las que conozco por una simple cuenta de Twitter. Sí, soy muy precipitado, pero creo, y ahí puede que me equivoque, que ya he encontrado el motivo. Busco que me quieran. Puede sonar raro, pero es así, busco el sentirme querido, el agrandar una relación con una persona para que me quiera, sentirme especial, no sé. No busco enamorarme, porque el amor me ha hecho mucho daño en varias ocasiones, pero sí encontrar a ese príncipe o a esa princesa azul. Sé que es de locos, que es de ser poco prudente y de vivir sin pensar en que a veces las personas no pueden ser muy buenas, por eso que se llama desconfianza, que parece que a mí a veces me falta. Pero debo contarte una cosa, me entrego, de verdad, siempre busco algo más que un hablar o pasar el rato juntos, busco poder entregarme y que se entregue la persona en cuestión (nota: no tomes el entregarse como algo corporal o algo vinculado con el amor. Tómalo como querer algo más).

Y ya vuelvo a empezar con mis paranoias. Así que creo que voy a dejar de escribir. Lo dicho, me marcho. Espero que no me juzgues precipitadamente, que por culpa de esta "manía" lo he pasado muy mal (ahora es cuando recuerdo el verano de 2012 y te aburro un poco, pero nada de eso, bastantes penas tienes ya en tu vida como para que te contamine con las mías. Además ya están superadas).

(P.D. La próxima vez que me dirija a alguien, por favor, mátame).

Lo que a veces nos cuesta decir.

Y yo realmente no sé por qué ni cómo se me ha ocurrido la idea de retomar el camino de los blogs, la verdad es que hace bastante tiempo que no escribo y menos para después publicarlo, pero, ¡qué demonios! ¡De perdidos al río! Que aunque escribir cueste y a veces pueda parecer aburrido te ayuda a estimular la cabeza y de paso a poner en claro las ideas que tienes en mente. Cuando escribes, vas sacando de tu cerebro todas y cada una de las opiniones, pensamientos, sentimientos; que juntos, pueden llevarte a la desdicha, porque ¿quién en su día a día no tiene un momento en el que desearía mandar todo al traste por una simple acumulación de ideas y preocupaciones? Pues aunque no lo creamos, es así, el escribir te ayuda a deshilachar la maraña de la cocorota.

Pues bien, dejando a un lado este monologo al estilo "charleta de profesores" o "prólogo de un club de lectura", vamos a ello, con lo más difícil, proyectar todas tus ideas en una pantalla. Ya os digo que yo no soy nada ordenado, me gusta improvisar, la naturaleza, el ímpetu, el instinto, sobre todo si uso esto como vía de escape.

Principalmente escribo por un motivo, enfrentarme a mí mismo, hablar con mi interior y poner en claro cosas que me atormentan, me hacen feliz o incluso incomodan. No pretendo ni dar la tabarra a nadie, ni que nadie me siga por detrás leyéndome continuamente  no, yo no soy de esos, que de literatura barata, pobre y comercial ya está llena la Fnac.

Uso esto como un tablón de desgaste, para desgastar todo aquello que tengo encima, para lubricarlo bien en el trance de mi día a día y que así fluya mejor. Pues bien, está comprobado que hay momentos en tu vida en los que enfrentarte al blanco mortecino de una publicación vacía puede ser una opción mejor a desahogarte con alguien. Y eso es porque tenemos una tendencia natural a ser más nosotros mismos cuando no tenemos que dar cuentas de nuestros actos a nadie, cuando no hay nadie que nos juzgue. Muchas veces es el papel el mejor diván donde llorar, y poco a poco, lo vas aprendiendo.

Y diréis que estoy loco, y os digo, pues que sí, muy loco, es lo que tiene el vivir mi vida. Aunque, realmente no sé por qué estoy dirigiéndome a alguien, si ni siquiera alguien lo leerá. Bueno, sea lo que sea, voy a terminar que no tengo mucho que decir en esta entrada.

P.D. Si vas a estar todo el rato comentando tus actos y justificando tus imbecilidades, mejor no dedicarte a escribir un blog, dedícate a los churros que al menos aprendes repostería. Adiós.