Quizá ahora me arrepienta, no sé, pero de todas formas sabía que lo nuestro jamás podría dar sus frutos. aquella tarde en la Gran Vía, cuando dijiste frente a aquella tienda de Movistar que tú nunca te imaginarías acabando con un hombre. Dios, cuánto daño me hacen ahora esas palabras. Fue bonito lo que empecé a sentir, éramos idénticos, aunque la diferencia de edad supuso un bache. De todas formas ya nada importa, según he visto, has roto por completo tu promesa, aquella que hiciste en la Gran Vía cuando dijiste que nunca te verías saliendo con un hombre. Pero que sepas que por mucho que te puedan dar por ahí, yo aquella tarde especial cuando estuvimos los dos solos, que si Starbucks, que si Plaza de España y demás hitos madrileños, me sentí especial, vibré absolutamente y al llegar a casa me invadió una sonrisa tremenda que me hizo preguntarme por lo que sentía, quizá si en vez de ocultar las preguntas las hubiese respondido ese hombre con el que parece que estás sería yo.
Por lo pronto espero que si vuelvo por Preciados y veo esa palomitería no me acuerde de ti y de la posible gran oportunidad que dejé pasar. Aun así, tendré que cerrar las puertas de algo que nunca hubo pero que pudo ser. Hasta siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario