lunes, 7 de octubre de 2013

Amor de verano... tristeza de otoño

Como si se tratase de una película, tras el desamor, cambiamos de vida con la llegada del verano; nuevos aires, nuevas propuestas, nuevas metas en la cabeza. Mi vida no ha sido distinta, este verano iba a ser un verano de reflexión, aprovechando la poca juerga y la soledad de un verano donde tdo el mundo abandona el nido menos tú, para poder plantearse la vida de otra forma.

Así fue, sí, y comencé pronto. Mi meta ese verano fue empezar yendo al gimnasio, apoyando así el tratamiento que ya empecé hace el mes que viene un año en el ejercicio. Como no, la compañía fue la mejor para tomar la decisión y de veras que estaba muy animado.

Hoy continuo yendo al mismo sitio, no con tanta frecuencia debido a mis horarios escabrosos. Pero ese sitio me guarda un drama. Aquella persona de la que hablaba por los meses de febrero desapareció de mi vida, ni siquiera la he vuelto a ver, y creo que jamás la veré. Me hizo sentir muy profundo, de las más veces que me ha pasado y yo pensaba que sería la definitiva, pero se esfumó como siempre hacen todas las personas. WELCOME BACK soledad, nos volvemos a encontrar. Aunque no tardé mucho en llenar ese vacío, y eso no sé si es bueno o malo. Así es como apareció en mi vida "el chico de los pantalones azules", que por cierto, hoy los llevaba negros. La verdad es que ese chico llevaba ya tiempo coincidiendo conmigo cuando yo iba con mi mejor amiga al gimnasio, pero nunca me fijé en él. Hasta que un día de (creo que fue) junio o principios de julio, pasó lo de siempre; nuestras miradas se conectaron (posiblemente miraba lo feo que era yo y las pintas que llevaba, pero es igual).

Y así comezaron tres meses de verano de tira y afloja de miraditas y nada más. Pero esas miradas aunque no daban más de si(en parte por mi cobardía, consecuencia de los complejos que tuve en el pasado), eran la llave que abrían mi cabeza a la imaginación y a los quebraderos. No creo que haya habido día del verano (y todavía lo sigue habiendo) que no haya pensado en el chico de pantalones azules. Ains, cómo me enamoraba cuando coincidíamos en las elípticas, que en parte yo lo buscaba y me ponía a su lado como un acosador, pero es que se estaba tan bien (todavía hoy sigo haciendolo, no te creas). Momento de felicidad que se rompe cuando viene su amigo con cara de niño (ahora carita triste-> :( ). Y a todo esto, ¿de donde viene el drama? Pues de que ya no sé ni lo que debo ni quiero. He visto por su parte muchas miradas, pero sinceramente no sé si son por sentimiento o porque se siente acosado o se avergüenza de que me ponga a su lado (todo puede ser). Pero sin duda lo más doloroso ha sido los chascos que me ha dado la vida intentando lanzarme. Tres han sido las veces que lo he intentado y las tres han fracasado.

La primera vez, no vino y es que realmente no fue un plantón, porque él no sabía al respecto. La segunda, simplemente estaba esperando la intimidad de poder pillarle a la salida, pero se adleantó cuando lo perdí de vista y por mucha prisa que me dí ya no estaba. Y la tercera, sencillamente se resume en pocas palabras; estuve esperando hora y media por donde pasaba él de vuelta a casa. Tres jodidas veces en las que o bien el destino o bien la mala suerte se cruzaban en mi camino para joderme. Y claro está, me desilusioné.

 Ahora ya no sé en qué estado está lo que siento o no por él, tampoco he podido hablar ni mantener una conversación, ni siquiera sé su nombre (el de su amigo sí, lo he descubierto hoy... todo muy "y a mí qué me importa"). Por esa razón, no sé si puedo decir que siento, aunque claro está por algo se empieza. Eso sí, cada vez que le miro alfo en mi se revuelve, o se revolvía, porque después d emi mala suerte ya no ha sido lo mismo.

Me planteé incluso dejar de ir al gimnasio para no coincidir con él y no hacerme daño, pero acabé razonando y aunque duela, la droga sienta muy bien. Así que por un lado siento (o como quieras llamarlo) y por otro intento olvidar. Quizá el día de mañana empecemos a hablar y eso y empecemos a vivir una aventura de amor... Dejemoslo para los cuentos, de momento sólo vivo en el presente y ese juego de gato y ratón ya es aburrido; ¿damos el siguiente paso? Yo no me veo con ganas de dar el primer paso, ya lo intenté tres veces y salió mal. Quizá el destino me niegue su compañía, lo que sí sé es que es el único motiv por el que me tumbo en la cama y me acabo durmiendo con una sonrisa en la cara. Si algún día, ese chico de pantalones azules, bueno, hoy negros, lee esto (no lo creo) que sepa que tuvo todas las oportunidades del mundo y que de haber sido correspondidas, me arrepiento de haberme dejado vencer por el mundo. Aquí sigo esperando, hasta que alguien me robe el corazón de nuevo... 

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